Cuatro consejos para enseñarles a nuestros hijos a ser agradecidos
Mientras cenábamos, mi hija de 11 años me dijo, “mami necesito un teléfono celular, estaba pensando en el IPhone 6, pero el IPhone 7 también me gusta.” Su declaración me causó gracia y aunque la respuesta acelerada en mi mente dicto un rotundo “NO”, tomé la oportunidad para ensañarle un principio de finanzas básico y le dije ¿necesitas un teléfono o quieres un teléfono? “Necesito!” me contestó con una fuerte convicción. La cena terminó con una buena conversación en donde hablamos de la diferencia entre el “quiero” y el “necesito.”
Los padres, muchas veces, nos preguntamos confundidos: “¿Por qué mis hijos no están felices con lo que tienen?”; “¿Por qué tienen esta incesante necesidad de tener más?”; “¿Por qué son tan malagradecidos?”. Querer y desear cosas es una característica humana. Tenemos impulsos básicos y uno de ellos es el de adquirir. Este es el que causa que seamos curiosos sobre nuestro mundo; alimenta nuestras ambiciones y nos hace ser apasionados por la vida. Pero si dejamos a este impulso solo y no hacemos ningún intento por controlarlo, puede llevarnos a sentir infelicidad y falta de satisfacción en la vida. Esto es lo que vemos en nuestros hijos: el impulso de adquirir en su forma más pura. Nuestra labor como padres es canalizar sus deseos dándoles un balance a través de no darles todo lo que piden sin olvidar la mera responsabilidad de cubrir sus necesidades básicas.
¿Cómo podemos lograr este balance en la vida de nuestros hijos pequeños y adolescentes? A continuación, daré cuatro consejos que les ayudarán a enseñarle a sus hijos cómo ser agradecidos.
Enséñeles el valor del dinero
Una manera práctica y al alcance para enseñarles a sus hijos el valor del dinero es llevándolos con usted a hacer la compra y señalándoles el precio de las cosas; así irán asimilando los conceptos caro y barato. Si sus hijos están ya en la pre adolescencia y la adolescencia usted pude involucrarlos en crear el presupuesto del mes, donde ellos pueden ver el costo de la renta, comida, autos, escuela, etc. En estas edades también puede darles una cantidad de dinero en efectivo que ellos puedan presupuestar para gastar durante la semana. Explícales que deben gastar este dinero primero en las cosas más necesarias. Si se acaban el dinero antes de tiempo, no se lo reponga, así la próxima vez que usted les de dinero lo usarán con más sabiduría.
Enséñeles a trabajar por las cosas que quieren y no necesitan
Los niños deben aprender, desde pequeños, el valor de los procesos que requieren esfuerzo, dedicación, paciencia y perseverancia. El trabajo es eso precisamente: un esfuerzo constante, atento y paciente que rinde sus frutos solamente con el tiempo. En este sentido, puedes enseñar este principio a tus hijos asignándoles que realicen ciertas actividades que estén de acuerdo a su edad y capacidades. A medida que vayan creciendo, sus responsabilidades deben ir aumentando y es importante que sepan que, si no las cumplen, nadie más las hará en su lugar y ello podría estropear el hecho de adquirir algo que desean y que de otra manera no podrán tener. Si tu adolescente quiere trabajar unas horas, siempre y cuando esto no se interponga en sus horarios de escuela, permítelo. Esto le enseñará responsabilidad y la capacidad de ver que el dinero no crece en árboles y que las cosas materiales tienen un valor.
Enséñeles el valor de dar
Cuando nuestra meta es enseñarles a nuestros hijos a ser agradecidos, debemos inculcar en ellos el deseo de dar. Es importante que hablemos con nuestros hijos de lo importante que es compartir y ser generosos, tener empatía por otros que son menos afortunados. Pero es, aun más importante, que como padres les modelemos el deseo de dar. Involucre a su familia en algún evento comunitario donde puedan servir, donar ropa y zapatos o dar dinero que le va a ayudar a otros a cumplir una meta. Hay muchos hospitales, organizaciones sin fines de lucro, escuelas, iglesias, organizaciones humanitarias, etc., donde ellos tienen la oportunidad de dar.
Controle sus propios impulsos de darle a sus hijos todo lo que piden
El deseo de todo padre es que sus hijos sean mejor que ellos. Eso puede, fácilmente, confundirse con darles todo lo material que ellos no pudieron tener cuando fueron niños. Al mismo tiempo, una cultura de dar sin límites crea hijos mal agradecidos y muy poco comprensibles a las crisis financieras que puedan surgir en el hogar. En un mundo donde los medios casi nos obligan a consumir constantemente, donde los niños y jóvenes son bombardeados para sembrarles necesidades inexistentes, todo padre de familia debe hacer algo para contrarrestar esta influencia. De alguna manera, hay que establecer límites, evitar "ahogar" a tus hijos en juguetes; cuidar de no darles más tecnología de la que en realidad necesitan. Una vida sencilla, casi siempre, es más plena que una vida donde sobran las cosas.
Es más, el no siempre tenerlo todo ayuda a nuestros hijos a poner su atención en lo que más importa, en su familia, amigos, pláticas, juegos sanos, en vez de anhelar cosas que —en realidad— no son imprescindibles para su felicidad. En conclusión, muchas veces menos, es más.