De la Dilación a la Regulación de las Emociones
La temporada de regreso a la escuela está sobre nosotros, y con ella, toda la euforia, los nervios y el ajetreo de un nuevo año escolar. Pero si eres un estudiante, no pasara mucho tiempo antes de que la emoción de un nuevo año escolar comience a disminuir y comiences a ver la realidad de un año escolar largo cargado de duras tareas. Si eres algo como yo, eso significa estar abrumado, enterrando tu cabeza en la arena, rezando para que tu trabajo se haga solo sin ti. Pero si eso no funciona, crees que puedes hacerlo mañana, ¿verdad? ¿Te suena familiar? Si al parecer no puedes vencer tu desagradable hábito de la dilación, aquí hay algunos consejos que pueden ayudarte en tu viaje de crecimiento. Sólo bromeaba, el viaje comienza ahora.
Reconoce la Raíz del Problema
En realidad, la dilación no se trata de ser perezoso, o falta de disciplina, o cualquier otra mentira que se implantó en tu cabeza. Procrastinamos porque, por diversas razones, no hemos desarrollado las formas más efectivas de manejar las poderosas emociones negativas asociadas con tareas específicas. Por lo tanto, cuando nos enfrentamos a la ansiedad y el estrés provocados por, digamos, una asignación desalentadora, nos enfrentamos evitando el hecho que desencadena la ansiedad (es decir, la asignación) en lugar de afrontar la ansiedad en sí. En otras palabras, la dilación se trata de la regulación de las emociones. Comprender esto es un primer paso fundamental para iniciar el auto-cambio porque nos ayuda a centrarnos en la raíz del problema y desarrollar un plan de acción adecuado para afrontarlo.
Sigue el Rastro Hacia Atrás de las Emociones Negativas y los Pensamientos y Creencias que las Causaron
Esta disciplina requiere práctica, y requiere que te des el espacio físico y mental para que identifiques lo que sientes y por qué lo sientes. Por lo tanto, al minuto que la idea de evitar una tarea aparece en tu mente, practica dejándola entrar. No ahogues la ansiedad con Netflix, las redes sociales ni ninguna otra distracción. En vez de eso, sal a correr para despejar tu mente. Escribe en un diario. Haz lo que tengas que hacer para darte el espacio para pensarlo bien. Pregúntate, "¿qué es lo que pasa con esta tarea que me hace querer posponerla? ¿Te preocupa no hacer un buen trabajo? ¿La idea de dedicarle tanto tiempo te parece desalentadora? ¿La tarea en sí es algo que encuentras sustancialmente desagradable? ¿Tienes estándares irreales altos para ti mismo y evitas hacer cosas que no puedes ejecutar perfectamente? No te preocupes por resolver nada en este paso. Sólo trata de entender por qué te sientes como te sientes.
Da Pequeños Pasos
Una vez que hayas descubierto por qué has estado postergando, reemplaza esos pensamientos negativos por positivos. ¡Date una charla alentadora a ti mismo! Recuerda las veces que te has enfrentado a desafíos igualmente difíciles y los has superado. Reconoce tus ansiedades, pero no dejes que gobiernen tu día. Recuerda que la única manera de "comerte un elefante" es un bocado a la vez. Toma medidas pequeñas para completar la tarea o asignación dividiéndola en sub-tareas más chicas. Haz una lista de las sub-tareas que debes completar y ve tachándolas mientras trabajas en cada una para así recordarte a ti mismo del progreso que estas logrando. Comienza con asignaciones más fáciles para ganar confianza a medida que vas avanzando. Engáñate a ti mismo dándote un límite de tiempo que sientas manejable para superar ese obstáculo inicial de comenzar una asignación. Por ejemplo, di a ti mismo que vas a trabajar en un proyecto durante solo 30 minutos. Al final de los 30 minutos, es probable que encuentres que la asignación no es tan mala después de todo y tal vez desees continuar.
Practica la Auto-Compasión
Una vez que hayas seguido todos estos pasos, o antes, date un poco de compasión. Reconocer que la superación de hábitos arraigados profundamente como la dilación lleva tiempo y cometerás errores en el camino. Trátate con la misma gracia y comprensión como lo harías con un querido amigo. Rétate a ti mismo, pero recuerda que contratiempos son inevitables. Cuando te encuentres yendo hacia atrás a los viejos hábitos, reconócelo, anímate y vuelve a intentarlo sin ceder a la tentación de auto-criticarte. Y así de fácil, te encontrarás tomando las medidas necesarias para superar la dilación. Antes de darte cuenta, el afrontar las tareas de inmediato se convertirá en una segunda naturaleza para ti. El viaje de la dilación a la regulación es difícil, pero está bien lejos de ser imposible. Entonces, ¿por qué esperar? El momento de empezar a enfrentar la dilación es ahora.
¡Puedes hacerlo!