Enseñando a tus Hijos a Recoger lo que Tiran
Si entras a los cuartos de mis hijos cualquier día en particular, vas a encontrarlos bastante recogidos. No puedo dar fe de la peste que vive en el dormitorio de chicos adolescentes que practican karate, gracias a doy por el Fabuloso; pero sí es de admirar que sus cuartos siempre están organizados. No tenemos un día especial apartado para rogar, persuadir o quejarse para que limpien porque en mi casa, todos tenemos que consistentemente recoger lo que tiramos. Esto no significa que mi hijo menor no piense que es el dueño de la casa. Pero aún él sabe que todo tiene su lugar. A él, como es especial, le tengo una canasta por la entrada para que ponga su mochila y su equipo de karate al minuto en que entra. Esto previene que deje un rastro de cosas por toda la casa cuando entra.
Los niños necesitan disciplina formativa. Hemos sido condicionados a pensar que la disciplina es un acto punitivo o la respuesta negativa que los padres exhiben cuando sus hijos se apartan del camino. Pero la disciplina formativa es un acto de amor que un padre hace cada minuto de cada día. La formación y la corrección van mano a mano. Russell Moore en su último libro, La Familia Sacudida en la Tormenta, cuando habla sobre la disciplina formativa dice, “no solo estas mostrando afecto a tu hijo en ese momento, pero estás construyendo ritmos y prácticas que en un largo periodo de tiempo muestran a ese niño que es amado y cómo amar a otros.” Recogiendo lo que tiramos es parte esencial de esos ritmos y prácticas para los que buscamos criar hijos determinados.
Enseñar a tus hijos a recoger lo que tiran, requiere tu fiel ejemplo y corrección diaria hasta que la práctica se convierta en un hábito. Cuando no los enseñamos a responsabilizarse por su desorden se convierten en personas reclamonas y perezosas. Nadie comienza diciendo, “cuando mi bebé crezca, quiero que sea reclamón y vago”. Pero esto es lo que hacemos cuando no les recordamos, consistentemente, cuáles son sus responsabilidades como miembros de la familia. “Todos los miembros de la familia aportan”, es un mensaje positivo que debemos enfatizar.
Créeme que recordarles todo el tiempo lo que tienen que hacer puede convertirse en una tarea agobiante. Me tomó años lograr que uno de mis hijos pusiera su ropa en el canasto de la ropa sucia en vez de dejarla tirada en el suelo después del baño. Pero todos los días, sin excepción, le recordaba suavemente que recogiera lo que tiraba. Al final se le quedó grabado porque hace tres años que no he tenido que repetirle lo mismo. El ejemplo diario y el recordatorio sutil es como también les enseñé a lavar sus platos o ponerlos en la lavadora de plato después de comer; y a limpiar el mostrador o el piso si lo ensucian.
Cuando enseñamos a nuestros hijos a recoger lo que tiran, ayuda el hacer las cosas de forma incremental y asignar responsabilidades cada vez que cumplen años. Mis hijos sabían, por ejemplo, que cuando cumplían 9 años, tenían que comenzar a lavar su propia ropa. A esa edad es que me parecía que podían alcanzar la ropa de la lavadora para ponerla en la secadora. De manera que cuando hacíamos los planes de la celebración de su cumpleaños les hacía saber que, como parte de sus nuevas responsabilidades por cumplir nueve años, tenían que comenzar a lavar su propia ropa. Al principio los ayudaba a doblar, claro está, hasta que veía que estaban listos para tomar control completo de la tarea.
Recuerda que hasta las personas más exitosas tienen que lidiar con, por lo menos, una o dos tareas que no disfrutan. Sin embargo, la disciplina que adquieren haciendo estos trabajos tediosos va a ayudarlos en otras áreas de sus vidas. Todos deseamos tener hijos disciplinados, resueltos y valientes. También deseamos que nuestros hijos se sientan como si fueran parte del sistema doméstico: Entendiendo que son uno de nosotros y su contribución es esencial. Así que adelante, enseña a tus hijos a recoger lo que tiran, ellos son más que capaces y, francamente, los padres necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.