“My Dad Rocks” (Mi Papá es el Mejor)
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El tener un padre como Marlon Pérez ha sido una bendicón y un privilegio que Dios me ha brindado como su hijo. Recuerdo que desde niño vi a mi padre como un hombre trabajador y esforzado. Era un hombre responsable con su trabajo secular y con el ministerio que Dios había entregado en sus manos como pastor de una iglesia.
Algo que siempre he admirado de mi padre es que a pesar del mucho y arduo trabajo que tenía, siempre sacaba tiempo para pasar en familia. Recuerdo que nos llevaba al cine (una de mis salidas preferidas), a parques y a pasadías. Una vez al año, nos íbamos una semana de vacaciones a un hotel o una cabaña cerca de la playa. Esto era una gran aventura para mis hermanos y para mí, ya que vivíamos en un pueblo del centro de mi país, la zona era campestre.
Una observación que yo siempre hacía era que mi padre sacaba tiempo para estar de vacaciones a solas con mi mamá. Recuerdo aquella vez en que se fueron de crucero por una semana y me molesté muchísimo y le dije: “¿Por qué la llevas a ella de crucero y a mis hermanos y a mí no? No recuerdo que mi padre me haya contestado.
El tiempo ha ido pasando y ya siendo un joven adulto puedo ver la importancia de sus vacaciones a solas con mi madre. Como buen esposo cuidaba y sigue cuidando su relación con mi mamá. Ya el nido se va quedando vacío y lo que les queda es el fuerte lazo del amor que han desarrollado con el tiempo.
Hoy, ya convertido en un hombre puedo decir que un buen padre cuida no solo de sus hijos, sino también cuida de la mujer que le dio el privilegio y la bendición de convertirse en el mejor de los padres. A ti, Marlon, gracias por ser ese padre especial, mi padre.