¿Cómo te Convences para hacer un Cambio?
El fuerte aroma de café comenzaba a levantarme el ánimo aun antes de dar el primer sorbo de espresso. En aquel entonces, trabajaba como Directora de Ayuda Financiera mientras completaba mi postgrado en Trinity International University (TIU), y diariamente a las 3pm en punto, mis compañeros con mucha gentileza nos traían una taza de espresso cubano. La experiencia se convirtió en una rutina tan arraigada que la primera memoria que viene a la mente cuando pienso en la universidad es el rico sabor a café. En tardes lentas, mis colegas y yo anticipábamos la llegada del espresso.
A eso de las 2:30 pm, todo el mundo en la oficina comenzaban a experimentar "el gusto del espresso”, sabiendo que solo debíamos esperar un poquito más para recibir aquel deleite de la cafeína al que nos habíamos acostumbrado.
La experiencia de anticipación, el sentimiento de gozo que te de algo aun antes de tenerlo, es algo que investigadores han estudiado sobre el rol del hábito y la rutina. Cuando quieres hacer un cambio, cuando sabes qué quieres cambiar y cuando has tomado la decisión de cambiar, necesitas crear hábitos y rutinas que permitan que ese camino al cambio permanezca.
En este segundo blog de nuestra serie de resoluciones, exploraremos el segundo componente de cambio: Toma de decisión para el cambio.
La Decisión de Cambiar
La Autoconciencia es como un espejo interior – es un reflejo que revela patrones que crean caos u orden en tu vida. Cuando tienes un problema como ira explosiva, comer en exceso, o compra impulsiva, necesitas identificar las circunstancias y los eventos que precipitan el problema que quieres corregir. Una vez puedas reflexionar sobre lo que motiva tus acciones, necesitas sentir la urgencia y la convicción que te exhorte a hacer los cambios necesarios.
La autoconciencia sin convicción puede llevarte a un estado mental peligroso que consiste en complacencia, autocompasión, y hasta vergüenza. Y estas fuerzas pueden llevarte a un sentido de desesperanza – un enemigo que no permite que ocurra el cambio. Así que, ¿cómo puedes persuadirte de cambiar?
Escribe una lista de razones por las cuales debes cambiar
Escribe los pros y los contras del cambio. Por ejemplo, ¿cuál sería el beneficio de no explotar en ira alrededor de familiares y compañeros de trabajo? Asegúrate de que tus razones sean personales.
¿Qué puede pasar si no cambias?
¿Qué es lo peor que puede pasar si continúas viviendo de la manera en que vives? ¿Cómo te gustaría ser en unos 5, 10 o 15 años? Crea una imagen en tu mente de la peor y la mejor versión de tu persona.
Recuerda un momento cuando fuiste exitoso
Piensa en aquel esfuerzo que hiciste en el pasado y que te permitió lograr una meta, o hacer algo diferente y piensa en cómo te hizo sentir ese éxito. Visualiza cómo podría ser tu vida si pudieras perdonar a tu cónyuge, si lograras manejar mejor tu ira, si pudieras manejar mejor tus impulsos.
Haz una lista de tus excusas
Escribe todas las razones por las cuales aún no has cambiado, o porqué tus intentos anteriores han fallado. Nombra cada razón y se honesto contigo mismo. ¿Qué te ganas al no cambiar? ¿Qué pierdes?
Encuentra un héroe
¿Existe alguien que haya vivido una lucha similar y que haya salido victorioso al lograr sus metas? Ve una película o lee un libro sobre esa persona para encontrar inspiración y motivación.
Elige una cosa
Cuando resurgen muchas faltas, es fácil hacer una lista de 100 cosas para cambiar. Elige una a la que le puedas dedicar toda tu energía. Desglosa esa cosa a micro-momentos. Por ejemplo, elije recibir a tu cónyuge con un beso y un abrazo cuando llegue del trabajo, en lugar de reclamarle por mil cosas. Este micro-momento sencillo terminará fortaleciendo su relación. Una meta general como la de “ser más feliz en mi matrimonio” puede ser frustrante por todos los factores involucrados. En su lugar, elije una cosa que quieres lograr y enfócate en esos micro-momentos. Eventualmente, todos los micro-momentos se irán sumando y harán una gran diferencia.
Haz un compromiso
Escribe, “Voy a.…” Comparte tu decisión con alguien de confianza. Cuando compartes un compromiso que has hecho, es más probable que lleves a cabo tu decisión. Es más probable que te mantengas fiel a tu compromiso si tienes un amigo o familiar a quien rendirle cuentas.
Define tu Meta
Ahora que has decidido cambiar, el trabajo comienza. Tienes que definir metas que sean inteligentes, o “SMART” por sus siglas en inglés (específicas, medibles, alcanzables, razonables y en un tiempo programado.) Por ejemplo, “Voy a compartir con mi esposo una razón diaria por la cual me siento agradecida,” o “Voy a comer aperitivos saludables y llenar mi lonchera con opciones saludables para lograr mi meta.” Identifica específicamente lo que quieres hacer diferente – entre menos general sea tu meta, más alcanzable será.