Creciendo Fuertes y Unidos
¡No me gusta hacer ejercicio! La idea de correr en una correa de hacer ejercicios y caminar o correr mientras miras la pantalla del televisor, me aburre, por no hablar de toda la sudoración. No me malinterpretes, creo que el ejercicio es bueno para ti y he probado diferentes regímenes para hacerlo. Siempre ha sido difícil para mí encontrar una actividad que realmente yo disfrute, hasta hace poco.
Unos meses atrás, mi esposo y yo decidimos comprar unas bicicletas y salir a correrlas juntos. En primer lugar, es un gran reto para mí por el dolor que le provoca a mis músculos cuando le haces presión, cada pedal me recuerda cómo odio el ejercicio y el por qué. Ambos sabemos que estamos fuera de forma y que hacía años que no corríamos bicicletas. Nos sentimos miserables el primer par de veces que fuimos a correr y yo me preguntaba si esto realmente valía la pena. Eventualmente, la experiencia comenzó a hacerse un poco más fácil, no porque la lucha haya terminado, sino porque nosotros estamos comprometidos en alcanzar una meta y nos necesitamos el uno al otro para servirnos de apoyo.
En la medida en que corramos juntos, nos motivamos a aceptar el reto de alcanzar la próxima milla. Juntos comenzamos a explorar y a disfrutar la aventura en la compañía del otro. Luego, nuestra aventura termina en la tienda donde venden “smoothie” donde nos refrescamos y hablamos acerca de nuestro viaje. Pronto el dolor y la lucha de cómo nos sentimos deja de ser el punto más importante, ahora lo importante es lo mucho que habíamos avanzado por el sendero o la ruta cada vez. Disfruto de esta actividad y la realizo como una aventura porque hemos crecido no solo fortaleciéndonos físicamente, sino que hemos crecido fuertes y unidos.
Realizar este trabajo juntos es muchísimo mejor que ir a un gimnasio o ir a caminar simplemente por hacer ejercicio y mantenernos delgados. Trabajar en esto nos ayuda a construir una relación basada en la confianza, fortaleciéndola y desafiando siempre ir mucho más allá; incluso cuando hay alguna lucha o tiempo difícil. La aventura del matrimonio no debe centrarse en las dificultades, sino en la oportunidad de agarrados de las manos caminar mucho más lejos. Se inicia con un simple compromiso que se fomenta entre sí hasta ver a la otra persona crecer fuerte a tu lado.