Aquí y Ahora
Recientemente, mientras veía un programa de televisión, la trama mostraba a un hombre luchando con la pérdida de su esposa en un trágico accidente, dejándolo solo para criar a su hija recién nacida. Las escenas se desenvolvían revelando sus luchas con el dolor mientras navegaba por los desafíos de la paternidad soltera. En un momento de lágrimas, pone a su bebé a dormir por la noche, solo para encontrarla cinco años mayor a la mañana siguiente. Fue una representación vívida de avanzar rápidamente a través de las dificultades e incertidumbres de la vida.
Este escenario ficticio resonó profundamente conmigo y tocó una fibra sensible en mi interior, llevándome a reflexionar sobre esos momentos en los que anhelaba saltar las pruebas y tribulaciones de la vida. Con demasiada frecuencia, me he encontrado atrapado en el torbellino de la vida, tan absorto en mis propios pensamientos, desafíos y agendas, y sin notar las necesidades de quienes me rodean. Aunque puede que no posea un botón literal de avance rápido, mi constante prisa a través de las demandas de la vida a menudo se sentía como acelerar a través de momentos, perdiendo las profundas oportunidades presentes aquí y ahora.
Sin embargo, por mucho que deseemos lo contrario, la vida se niega a conformarse a nuestros deseos de atajos. En cambio, se nos insta a abrazar su compleja trama, llena de momentos de triunfo, interrupción y dolor. Es dentro de estas pruebas, momentos de pérdida, decepción, rechazo y dolor, que la vida nos enseña lecciones invaluables que sacan a relucir las profundidades de nuestra resistencia y fortaleza, emergiendo aún más fuertes y resilientes.
A través de mi propio viaje, he aprendido no solo a aceptar, sino a abrazar los altibajos de la vida. He encontrado consuelo en el dolor, he atesorado los momentos de alegría pura y he cultivado la paciencia en medio de las frustraciones diarias. He aprendido la importancia de despejar mi mente, estar presente aquí y ahora, y notar activamente a los demás, listo para extender una mano amiga cuando sea necesario. Cada prueba, interrupción y oportunidad ha servido como un escalón en el viaje de crecimiento personal y desarrollo del carácter, impartiendo lecciones invaluables en el camino.
En nuestra búsqueda de crecimiento y autodescubrimiento, es demasiado fácil perderse en recuerdos del pasado o preocuparse por el futuro. Sin embargo, la sabiduría del Salmo 118:24 nos recuerda gentilmente encontrar alegría y gratitud en el momento presente, pues es un regalo del cielo.
Al mirar el ejemplo establecido por Jesús, encontramos un destello de presencia inquebrantable y compasión en medio de las tormentas de la vida. Su ministerio estuvo marcado por un profundo sentido de conciencia y compromiso con cada momento, incluso ante un sufrimiento inimaginable.
Entonces, no malgastemos el preciado regalo de la vida; en cambio, demos la bienvenida a cada momento con los brazos abiertos. Mantengámonos arraigados en el Aquí y Ahora y tomémonos el tiempo para apreciar las oportunidades de servir a los demás, estar presentes para nuestra familia y amigos, y extender amabilidad a nuestro prójimo. En lugar de apresurarnos por la vida, abracemos tanto los momentos alegres como los desafiantes, descubriendo la gracia, el amor y la fuerza ilimitados de Dios que nos sostendrán en nuestro viaje.