¿Cómo Puedes Animar a Otros?
¿Cómo Puedes Animar a Otros?
Mientras bajaba del escenario, mi mente aún resonaba con los ecos de mi discurso a líderes empresariales impulsados por la fe, cuando una voz suave entre la multitud me detuvo. No se trataba de mis palabras ni de nuestras acciones; en cambio, sintió un apremiante impulso de orar por mí. Su sincera oración y bendiciones fueron como un bálsamo reconfortante para mi alma, envolviéndome en calidez y consuelo.
Durante ese período, hace unos años, mi corazón se sentía agobiado mientras navegaba uno de los desafíos más difíciles que nuestra organización había enfrentado. Un día, estando en Washington D.C., en un lapso de seis horas, recibí la noticia de recortes devastadores de financiamiento de dos fuentes principales, que sumaban la asombrosa cifra de un millón de dólares. Esto nos obligó a tomar la dolorosa decisión de reducir personal, recortar programas y, lo más doloroso, arriesgar la confianza que habíamos ganado con los líderes comunitarios en las regiones afectadas.
La oración me levantó y me recordó que, al igual que Dios rescató a los israelitas de las manos de los egipcios y los acercó a Él, no solo una vez sino repetidamente, Él también nos llevará adelante. Me recordó que Él me había llamado a mí y a mi familia para un propósito mayor y que mi trabajo era simplemente obedecer con fidelidad.
¿Cómo has sido alentado en tu vida?
El ánimo es una fuerza transformadora que puede levantar e inspirar. Puede propagarse como una ola contagiosa, al igual que la energía de un equipo al que animas, llenándote con la esperanza emocionante de su triunfo. O puede llegar sutilmente, suavemente, a través de una oración sincera, una palabra amable, un mensaje afirmativo, o incluso una canción poderosa que toca lo más profundo de tu alma. Más allá de estos momentos, piensa en la alegría de recordar las obras extraordinarias de Dios en tu vida y las promesas que guían tu camino. Estos momentos resuenan de una forma diferente a la emoción de alcanzar un objetivo difícil, pero te energizan con un nuevo sentido de propósito.
¿Puedes recordar un momento en que reuniste la fuerza para levantarte de la cama, aunque te sintieras renuente a enfrentar las tareas del día? Existe un adorable video viral de una niña compartiendo afirmaciones positivas frente al espejo. El concepto de automotivación a través de discursos de ánimo personal ha ganado fuerza, impulsado por el movimiento de autosuperación. Claro, se podría argumentar que hay momentos en los que esto puede ayudar.
El ánimo trasciende los esfuerzos autoinducidos; es un lenguaje universal de apoyo, una fuerza poderosa que une y eleva a las personas, fomentando conexiones profundas entre individuos.
Es probablemente por esto que es un tema tan destacado en varios libros de autoayuda, en el liderazgo, en la satisfacción matrimonial, en la ciencia de la familia y la crianza, y enmarcado en varios enfoques de asesoramiento. La literatura ofrece hallazgos interesantes sobre el ánimo. Se ha relacionado, por ejemplo, con el desarrollo de la aptitud física de estudiantes y atletas, y con el fortalecimiento de la resiliencia familiar.
Está entretejido en el núcleo de nuestra misión: "poner fin al ciclo de trauma familiar a través de programas innovadores que empoderan, equipan y animan a las comunidades desatendidas".
Entonces, ¿qué es el ánimo?
En 1956, el psicólogo Alfred Adler introdujo la idea de que el ánimo es crucial para el crecimiento humano. Con el tiempo, ha evolucionado para significar el acto de inspirar a otros, ofrecer ayuda, encontrar caminos para superar desafíos, transmitir un mensaje silencioso pero poderoso de autoestima, e infundir la confianza y el coraje necesarios para aceptar el cambio.
La Biblia está llena de historias, versículos y salmos de adoración que nos inspiran y también nos animan a alentarnos mutuamente, especialmente a quienes están desanimados (1 Tesalonicenses 5:11-15). A través del Espíritu Santo, Dios nos inspira y levanta; sus palabras y promesas nos llenan de esperanza, el culto rejuvenece nuestro espíritu, y somos empoderados para pasar ese ánimo a otros.
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
(Hebreos 10:24-25)
Los desafíos de la vida, desde las sombras de la desesperación y la ansiedad hasta las pruebas de la pérdida de empleo, los problemas de relación o las crisis globales, son inevitables. Sin embargo, en las páginas de la Biblia, descubrimos una fuente de esperanza y fortaleza. Estos versículos ofrecen un faro de luz, guiándonos de regreso a las promesas inquebrantables de Dios, recordándonos que sin importar la tormenta, siempre hay un camino hacia la renovación y la fe.
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
(Isaías 41:10)
La necesidad es grande. Considera estas cifras asombrosas: un aumento del 167% en las tasas de suicidio entre niños de 10 a 14 años, un aumento del 138% en la ansiedad entre jóvenes adultos de 18 a 25 años, y un 81% de empleados que informan que su trabajo afecta negativamente su salud mental.
En un mundo donde la soledad puede sentirse abrumadora, la comunidad actúa como un faro de esperanza, creando un ambiente de apoyo donde el ánimo prospera. Posee un poder curativo que resuena profundamente en el alma, encendiendo el corazón y generando una transformación. Tengo el privilegio de presenciar el impacto profundo de levantar a otros en sus momentos más oscuros, viendo cómo florecen con una fuerza renovada. La llamada al ánimo es urgente y prevalente. Te invito a unirte a nosotros en esta misión vital para marcar la diferencia.
Alguien en tu hogar necesita ánimo hoy.
Alguien en tu vecindario necesita ánimo hoy.
Alguien con quien trabajas necesita ánimo hoy.
Anímales a través de...
Escuchar: Crea un espacio para recibirles y escuchar realmente su corazón. Evita apresurarte con soluciones no solicitadas.
Ser vulnerable: Comparte tu propia historia de un capítulo difícil en tu vida, destacando cómo su guía y apoyo te llevaron al triunfo.
Estar presente: Anima a alguien estando presente en las celebraciones, las experiencias a las que te invitan, los sueños que comparten contigo.
Orar por ellos: Pregunta cómo puedes orar por alguien y haz un seguimiento, orando con ellos y por ellos.
Destacar sus fortalezas: Reconoce sus fortalezas, lo que aportan y cómo importan.
Invitarles a recordar: Invítales a recordar un momento en que superaron una dificultad o desafío y a reflexionar sobre lo que les ayudó a salir adelante.
Ser genuinamente agradecido: Este mes, hacemos una pausa y recordamos las bendiciones que Dios ha diseñado para nuestra vida, su favor y buena voluntad hacia nosotros. Podemos desacelerar y expresar nuestra gratitud a aquellos a quienes amamos y apreciamos. La gratitud es una poderosa manera de animarnos mutuamente. La gratitud ablanda corazones endurecidos, rompe el desprecio, allana un camino para la sanación y te llena de gozo.
Hoy existen muchas maneras en que puedes animar a otros. Puedes marcar una diferencia hoy en la vida de alguien.
¿A quién animarás hoy?