Respondiendo Ante Una Crisis
Los recientes incendios forestales en Los Ángeles han desatado una ola de profunda tristeza y devastación, dejando a muchos enfrentando el pesado peso de un trauma colectivo. No hace mucho, vivimos una situación similar con los huracanes que arrasaron el oeste de Carolina del Norte.
En tiempos de adversidad, ya sea de manera individual o como comunidad, se pone a prueba el núcleo mismo de nuestras creencias. Se alteran los pilares de seguridad, predictibilidad y control que solemos dar por sentados.
Al presenciar estos eventos, nos vemos obligados a preguntarnos:
- ¿Cómo podemos realmente marcar la diferencia?
- ¿Cómo podemos apoyar a nuestros seres queridos cuyas vidas, medios de subsistencia y vecindarios han sido transformados por completo?
- ¿Cómo podemos empezar a comprender la profundidad de una pérdida tan abrumadora?
En las horas, días o incluso semanas posteriores a eventos como estos, las personas pueden sentirse increíblemente vulnerables. También debemos ser conscientes de la posibilidad de impactos duraderos que podrían persistir mucho después de que la crisis inicial haya pasado.
El camino a través de estos tiempos difíciles varía para cada persona y depende en gran medida del apoyo que reciban. Algunos pueden encontrarse cayendo en depresión, luchas de salud mental o comportamientos destructivos. Las decisiones tomadas inmediatamente después del trauma, cuando la claridad es esquiva, pueden tener consecuencias negativas duraderas para ellos y sus seres queridos.
Los socorristas evalúan necesidades y ofrecen atención esencial, brindando apoyo crucial durante las crisis. Esta presencia compasiva ayuda a aliviar la angustia tras eventos traumáticos.
Incluso sin entrenamiento en primeros auxilios, tus palabras y acciones pueden tener un impacto significativo. Al estar presente para otros en momentos críticos, puedes ayudar a estabilizar, infundir esperanza y guiarlos a través de los desafíos, lo que incluso puede prevenir decisiones y patrones perjudiciales.
¿Cómo reaccionamos instintivamente ante una crisis?
Imagina un mundo donde tu equilibrio interno se ve repentinamente alterado. Es como si tu brújula interna hubiera perdido el rumbo, dejándote a la deriva y sintiéndote diferente a tu yo habitual. Los métodos confiables que usas para mantenerte calmado y compuesto han fallado, dejándote luchando con ansiedad y una notable disminución en tu desempeño diario. Este es el corazón de una crisis psicológica.
En un abrir y cerrar de ojos, nuestros instintos entran en acción. Quizás hayas oído hablar de la respuesta de lucha, huida o parálisis. Esta respuesta está programada en todos los mamíferos, no solo en los humanos.
En el reino animal, los instintos de supervivencia dictan si las criaturas luchan, huyen o se paralizan. Los depredadores como los leones y los osos luchan, las presas como los ciervos huyen y las criaturas como las zarigüeyas se paralizan. Los humanos pueden exhibir cualquiera de estas respuestas, y comprenderlas es clave para enfrentar momentos difíciles.
Durante un estado de choque fisiológico, una condición mental donde la respuesta de lucha, huida o parálisis puede dominar, a veces se produce un bloqueo completo de la parte pensante del cerebro. Los individuos pueden parecer ausentes, con sus emociones entumecidas, incapaces de procesar la situación. En esos momentos iniciales, su reacción podría ser no tener ninguna reacción: un claro indicador de una crisis psicológica. Podrían retraerse, incapaces de hacer contacto visual o responder a preguntas simples. Es posible encontrar personas tan abrumadas que incluso responder preguntas muy básicas se convierte en una tarea insuperable.
¿Qué es el estrés postraumático?
Tal vez hayas oído hablar del trastorno de estrés postraumático (TEPT), pero también existe el estrés postraumático. El estrés postraumático (que no es trastorno) es una respuesta natural después de un evento significativo. Es normal que los sentimientos de desesperación, tristeza, duelo e incluso ira persistan por un tiempo. Después de una crisis, las personas pueden tener dificultades para responder de manera básica y sentirse desorientadas. Esta confusión, vinculada al lóbulo frontal del cerebro, puede distorsionar su percepción del tiempo y el entorno. Es normal y no necesariamente indica una lesión traumática. En momentos de alto estrés, las personas pueden actuar de manera irracional, destacando la necesidad de medidas de seguridad. Tal comportamiento señala una angustia emocional intensa, a menudo acompañada de ansiedad y agitación.
Sin embargo, si estos sentimientos persisten más allá de los 30 días, podría ser el momento de considerar la posibilidad de TEPT. Es entonces cuando el estrés se prolonga más allá de su curso habitual, lo que podría dificultar la recuperación. En tales casos, buscar la experiencia de un profesional de la salud mental es crucial.
Exploremos cómo puedes ser un apoyo vital para quienes experimentan un estrés intenso.
1. Haz una pausa por un momento.
Ya sea que tengas una hora, diez minutos o solo un minuto, usa ese tiempo para orar y centrarte. Busca la paz que sobrepasa todo entendimiento, pidiendo protección para tu corazón y mente. Esto te equipará con una presencia calmada y libre de ansiedad para ofrecer a otros. Las emociones son contagiosas. Cultiva esa presencia serena y conecta con los demás donde están, en su momento de necesidad.
Imagina enfrentar lo que parece uno de los momentos más desafiantes de tu vida. Es crucial hacerles saber que realmente comprendes tanto sus palabras como sus emociones. Debemos abordar estas situaciones con amor y compasión genuinos, incluso cuando se sientan difíciles. A veces, podríamos luchar para encontrar esa compasión por alguien, y ahí es cuando es importante dar un paso atrás. Si no sientes ese cuidado y empatía, podrías no estar en condiciones de brindar el apoyo que necesitan. Está bien reconocer cuándo es momento de que otra persona intervenga.
2. Estar presente.
Sé presente, cálido y aceptante. Crea un espacio libre de juicios para la expresión abierta. Escucha activamente y conecta genuinamente. Ofrece tu atención plena, evitando distracciones. Abraza la incomodidad y enfócate en sus necesidades. Reconoce cuándo dar un paso atrás, entendiendo que tu presencia es más poderosa cuando realmente es deseada. Escucha con compasión y extiende bondad.
3. Encuentra a las personas donde están.
En tiempos de crisis, a menudo escuchamos sobre el concepto de "alienación psicológica". Aunque pueda sonar complejo, simplemente se trata de encontrarse con las personas en el lugar emocional donde se encuentran. Es crucial no esperar que cambien sus sentimientos o palabras. En su lugar, abraza sus emociones sin juzgar. Evita intentar convencerlos de que se sientan de manera diferente o desestimar sus experiencias con frases como "podría ser peor" o incluso "todo pasa por una razón". Estas declaraciones pueden invalidar involuntariamente sus sentimientos. En cambio, reconoce sus emociones como válidas y reales, fomentando una conexión y comprensión genuinas. Escuchar activamente significa escuchar lo que dicen y luego hacerles saber que los has escuchado diciendo cosas como: "Entiendo que estás enojado" o "Lamento mucho que hayas tenido que pasar por esto".
4. Atiende las necesidades básicas.
En momentos de vulnerabilidad, debemos proteger a quienes no pueden protegerse a sí mismos, asegurándonos de que se satisfagan sus necesidades básicas: comida, agua y refugio. Es vital considerar también el bienestar de sus dependientes. La capacidad de tomar decisiones puede estar comprometida, por lo que priorizar la seguridad y la protección es esencial. Incluso después de que el peligro haya pasado, la sensación de seguridad puede no regresar de inmediato.
5. Ayúdalos a conectarse con la seguridad.
Imagina el impacto de simplemente preguntar: "¿Qué tan seguro te sientes en este momento?"
Esta simple pregunta puede abrir la puerta a un mundo de oportunidades que cambian vidas.
Ya sea guiando a alguien hacia un lugar más seguro, ofreciéndole una comida o bebida caliente, o conectándolo con una red de apoyo de familiares, amigos o miembros del clero, estas acciones pueden fortalecer significativamente su sentido de seguridad. Podemos ser esa presencia reconfortante, proporcionando un refugio emocional donde puedan expresarse abiertamente, libres de juicio. Al hacerlo, les damos poder para enfrentar su crisis con confianza y compasión.
En momentos de crisis, el poder de la paz y la presencia puede ser transformador. Pregúntales:
- ¿Qué te haría sentir más seguro?
- ¿Quién te brinda consuelo?
- ¿Dónde encuentras consuelo?
- ¿Cuándo te sientes más seguro?
Incluso si no puedes conectarlos físicamente con esa persona, una simple foto puede hacer maravillas. Si tienen acceso a su teléfono o cuentas en redes sociales con fotos de seres queridos, anímales a mirar una foto de alguien querido: un hijo, nieto, abuela o incluso una mascota especial. Si tienes recuerdos con ellos, enviarles estas fotos y recuerdos puede ser tranquilizador. Este pequeño acto puede transportarlos a un lugar de seguridad y calidez. Anímales a cerrar los ojos e imaginar estar en ese santuario, el lugar más seguro de su mundo. Estos gestos pueden ser increíblemente reconfortantes.
6. Fomenta el sueño.
Habla con las personas sobre la calidad de su sueño. Anímales a explorar formas de lograr un sueño más reparador, ya que el cerebro se recupera del estrés traumático durante el sueño REM. Sin el descanso adecuado, esos síntomas pueden persistir. Es común que experimenten pesadillas recurrentes o pensamientos que se repiten en su mente; esto es completamente normal. Hablar sobre estas experiencias puede ser beneficioso, ya que ayuda al cerebro a unir las piezas. Animarlos a compartir su historia podría ofrecer algo de alivio.
7. Condiciones médicas.
En momentos de crisis, es crucial reconocer cuándo los síntomas físicos pueden indicar una emergencia médica. Prioriza una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud. Para quienes tienen condiciones de salud preexistentes, el trauma puede intensificar sus síntomas. Involúcrate con ellos y sus seres queridos para identificar cualquier problema médico que pueda estar agravado por el estrés psicológico que enfrentan.
8. Resistencia a la ayuda.
Si las personas muestran resistencia, es importante no insistir. Enfócate en las preocupaciones inmediatas que más les importan. A veces, los problemas más profundos surgen después de una crisis o pérdida significativa, lo que lleva a desafíos acumulativos. En estos momentos, es esencial desglosar la situación en acciones manejables. Pregúntales cosas como: "¿Qué puedes hacer ahora mismo? ¿Cuál es un pequeño paso que puedes dar?"
9. Evita tratar de arreglar lo inarreglable.
No todo puede ser solucionado. Si alguien ha perdido a un ser querido, no puedes cambiar esa realidad. Tu presencia y consuelo en su dolor es lo que puedes ofrecer. Es vital respetar sus límites y enfocarte en lo que están dispuestos a permitir que les ayudes. Sus necesidades y deseos son primordiales. A veces, lo único que puedes hacer es estar presente, escuchar y mostrar comprensión y compasión.
A menudo, las personas solo necesitan que su dolor sea reconocido. Necesitan escuchar: "Eso fue una experiencia terrible, y lo siento mucho. Esto debe ser increíblemente difícil". No tienes que quitarles su dolor ni solucionarlo.
10. Encontrar significado.
Comprender y darle sentido a los eventos de la vida es esencial tanto para las interacciones sociales diarias como para adaptarse a experiencias traumáticas. Las investigaciones destacan que aquellos que soportan un estrés agudo a menudo emprenden un viaje para encontrar significado en el caos. Esta búsqueda se debe a la alteración de las creencias fundamentales sobre uno mismo y el mundo.
Un estudio posterior al 11 de septiembre reveló que las personas que se enfocaron en descubrir resultados positivos y buscaron apoyo de otros tuvieron más éxito en encontrar significado.
Abrazar el propósito de la adversidad y valorar las relaciones de apoyo son formas comunes en las que las personas derivan significado del trauma. Por lo tanto, quienes buscan activamente aspectos positivos y ayuda práctica tienen más probabilidades de descubrir un sentido más profundo de propósito.
Todos aspiramos a la resiliencia, a recuperarnos después de contratiempos o derrotas. Los eventos traumáticos y las crisis son contratiempos, y la resiliencia determina qué tan bien nos recuperamos de ellos. Nuestra resiliencia psicológica está influenciada por varios factores, pero fundamentalmente, estamos diseñados para sanar del trauma y las crisis. Nuestros cuerpos son increíblemente capaces de curarse. Recuérdales esto y estate ahí para ellos.
Tu presencia es invaluable. Estar allí para ellos es el primer paso crucial para guiarlos a través de este momento difícil.